Actualidad Retail
El carrito de la crisis
2014
Mantenimiento o incremento en la demanda de los productos básicos que componen la cesta de la compra; aumento del consumo en los hogares; compras por precio; modificación de los formatos y auge de las marcas baratas de la gran distribución. Estas serían las principales tendencias que está marcando la demanda alimentaria en tiempos de crisis.
La crisis no solo ha modificado el volumen de las compras de los consumidores o los productos elegidos. También ha provocado cambios en la política de ventas de la gran distribución. Los datos de Nielsen así lo demuestran. En este momento ya nada se adquiere al azar, indica la consultora. El consumo es muy sensible a los precios y a las promociones. Los folletos han pasado a ser protagonistas a la hora de llevar a los consumidores a los lineales de un gran centro de distribución, donde, generalmente, llegan ya con la lista de la compra hecha.
La gran distribución, además de las políticas de precios acometidas, ha variado otras estrategias, como la colocación de los productos en función de la demanda. Se da por hecho que los artículos frescos son unos de los que mantienen el tirón comprador. Por esta razón, en unos casos se localizan a la entrada del centro para atraer la atención del consumidor y, en otros, al final de las instalaciones para que el comprador recorra todos los lineales en su camino.
Con la crisis a las espaldas sigue, e incluso se incrementa, la demanda de los productos de toda la vida, la llamada alimentación seca como galletas, chocolates, conservas de pescado y vegetales o alimentos para animales, con un incremento mensual del 3,7%, y las galletas en cabeza, con un aumento del 5% en 2013. La caída de la renta obliga a estar más tiempo en casa y ello se ha traducido en un aumento nada menos que del 18% en las compras de aperitivos, del 3% en cervezas o del 40% en bizcochos para la población infantil. El consumo de vino en los hogares creció un 4,9%, según los datos del Observatorio Español de los Mercados del Vino.
Así, vemos como crece la demanda de productos para el tiempo de ocio en los hogares.
El conjunto de los productos cárnicos no se ha resentido de la situación económica, aunque los efectos han ido por barrios. En 2007 el gasto en ellos suponía el 17,7% de la cesta de la compra y a finales de 2013 era del 17,5%, porcentaje del que un 12% corresponde a productos frescos y algo más del 5% a charcutería. En carnes frescas, el pollo supone hoy el 38% de la ventas, con un aumento del 4,6%; el cerdo se mantiene con el 28% y el vacuno cae al 14% tras un descenso del 5% sobre 2012. En los productos de charcutería, la mortadela se deja un 4,9% del consumo y el chorizo un 4,2%, mientras sube el bacón un 2% y el pavo un 5% por su mayor asociación con alimentación saludable.
De acuerdo con los datos Nielsen, la venta de artículos de conveniencia continúa al alza en 2013, como el café en monodosis incrementando ventas el 25%; las verduras preparadas, el 3%; o los platos de fruta infantiles, el 2%.
El comprador ha optado por formatos más reducidos al precio de uno o dos euros para hacer frente a la crisis. Mientras han aumentado ventas de productos de mayor volumen, como aguas o productos de cocina. La salud sigue siendo un reclamo para los hogares con amos/as de casa con edades superiores a 50 años, que demandan productos naturales o integrales.
Según los datos Nielsen, un 74% de los compradores solo adquiere lo más esencial en cada viaje a los establecimientos de alimentación. Es un 1,8% menos que antes de la crisis. El 90% de los consumidores es sensible al precio, de hecho, un 42% busca solo precios especiales y uno de cada tres responde a los folletos de promoción. El 24% de los compradores ha cambiado a marcas baratas y siete de cada 10 acuden a los centros con la lista de la compra hecha. Porque se visita menos veces el punto de compra. Como consecuencia de ello, se gasta más en cada salida, 40 euros de media por semana en productos de gran consumo.
Nielsen destaca el cambio que se está produciendo en la forma de hacer la compra por la incorporación del comercio electrónico desde un dispositivo móvil en el sector del gran consumo.
Este nuevo escenario ha sido el motivo por el que varios grupos de supermercados en Estados Unidos han prohibido en sus establecimientos el uso de teléfonos móviles inteligentes. La razón. Muchos consumidores habían decidido sustituir el carrito por el móvil a la hora de llenar su cesta de la compra para elegir los precios más baratos en diferentes supermercados desde un mismo establecimiento de distribución.
Los tiempos están cambiando, los hábitos también, y los datos objetivos lo están demostrando. Son cada vez más necesarios. Es la era del Retail Intelligence® y la adaptación a lo nuevo.
Fuente: El País