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El triunfo del Low Cost

2013

La crisis económica se ha convertido en un aliado del low cost. Modelos como el de PRIMARK han dado fe de ello. Con su lema, "Guapa, paga menos" la cadena de moda propiedad de Associated British Foods (ABF), que en España también es el dueño de Azucarera, eligió en 2006 el mercado español para iniciar su expansión europea.

Seis años después, España se ha convertido en el tercer mercado de la empresa por número de establecimientos por detrás de Reino Unido (161) e Irlanda (38), al cerrar 2012 con 35 puntos de venta.

La marca se ha convertido en el talismán de los promotores de centros comerciales por su capacidad de atracción. Paul Marchant, consejero delegado de Primark afirmaba que "la compañía tiene grandes ambiciones para el mercado español". Una de las asignaturas pendientes en este mercado es introducir la marca en la calle, como ocurre en Reino Unido e Irlanda, donde la mitad de sus establecimientos se ubica fuera de los grandes centros comerciales. "Somos muy complementarios a pie de calle y una locomotora para las tiendas", admitía Marchant.

El éxito de Primark más allá del precio (su carta de presentación) es, según explicaba su primer ejecutivo, su filosofía por mimetizarse con la cultura del país. "Nuestra estrategia cuando entramos en un nuevo mercado es conseguir equilibrar la cultura de Primark con la cultura de país. Si estamos en España, tenemos que ser españoles", aseguraba Marchant. De esta forma, se adecuan los productos al gusto español y, por eso, el 10% de la colección se desarrolla exclusivamente para España.

Cabe destacar, que en este triunfo del Low Cost, la moda 'low cost' ha ganado al lujo las demandas por imitación, que se han justificado de la siguiente manera: "No hay copias, son tendencias. La esencia de la moda es la imitación".

Los pleitos se incrementan por la crisis y siguen dos caminos: el del lujo contra sí mismo, porque todos quieren ser tendencia, como el caso de Christian Louboutin contra Yves Saint Laurent; y el del lujo contra el low cost, como el de Louboutin contra Zara.

Así vemos como la crisis ha marcado definitivamente el triundo del Low cost. No sólo en la calle, sino también en los tribunales, el Low Cost se ha hecho con un lugar de honor. Los consumidores, ahorradores más que nunca, persiguen los productos más baratos por encima de la calidad.

¿Será esta una tendencia que se desvanecerá con la crisis o habrá llegado para quedarse?

De momento, estas Navidades, el low Cost ha sido el ganador.

Fuente: Expansión